¡Busca tu nombre verdadero!
Caminando por una hermosa playa de aguas cálidas y cristalinas, sostuve una interesante conversación sobre los nombres y sus significados que inspiro este post.
A la luz de las constelaciones familiares, los nombres y apellidos juegan un papel importante en nuestra vida. Alejandro Jorodowsky, explica que el nombre es el primar regalo otorgado al recién nacido y lo individualiza en el seno de la familia.
La psique infantil, tal como haría un animal doméstico, se identifica con ese sonido que constantemente atraen su atención y lo incorpora a su existencia como si fuera un órgano más. En la mayoría de los casos, en los nombres se encuentran deseos familiares que los antepasados renazcan, este nombre puede venir cargado de una historia, a veces secreta que puede se el vehículo de sufrimientos o de conductas que poco a poco invaden la vida de quien ha recibido ese nombre.
Los nombres, en el inconsciente, funcionan como mantras (versos tomados de las obras védicas y usados como encantos). Estas palabras, por su repetición constante, originan vibraciones que producen determinados efectos ocultos.
Los nombres esconden un significado en el inconsciente colectivo, que en ocasiones desconocemos y terminamos padeciendo. Los nombres de santos inducen cualidades, pero también transmiten martirios. Algunas María pueden verse asediadas por el deseo de engendrar a un niño perfecto. Algunos José pueden tener dificultad para satisfacer a una mujer. A santa Valeria le cortaron la cabeza: las mujeres que reciben este nombre pueden tender a la locura. Ciertas Mercedes, nombre que desciende del latín merces (salario, pago), pueden ser tentadas por el comercio, ejercido con honradez.
Es interesante considerar que un nombre tomado de estrellas del cine o de escritores famosos impone una meta que exige la celebridad, lo que puede ser angustioso si no se tiene talento artístico. Si los padres transforman el nombre de sus hijos en diminutivos (Mili, Pepe, Anita, Leo, Panchita), pueden fijarlos para siempre en la infancia.
La tarea de quien se quiere deslastrar de los límites que impone la familia, la sociedad y la cultura es conocer todo sobre su nombre. La toma de conciencia, es un buen ejercicio que abre la puerta que conduce a la libertad y así dejar de estar encadenado al nombre de pila, si éste se vive de forma dolorosa.
Para ilustrar mejor el tema un cuento de unos hermanos y sus nombres, titulado “Busca tu nombre verdadero”.
Era un día de lluvia y tormenta, se había ido la luz. Cuatro hermanos pasaban las vacaciones de invierno junto con sus parejas e hijos en una casa de la montaña. Sin pantallas que enchufar a esa red eléctrica temporalmente apagada, se dedicaron a proyectar sus propias reflexiones en la chimenea. Dialogaron de un sinfín de temas, entre ellos el del nombre:
-¿Qué inspiraría a papá para llamarme “Amalia”?
-¿Y a mí “Ángel”?
-¿En qué estaba pensando mamá cuando se empeñó en bautizarme con el nombre de “Sabrina”?
-¿Y al elegir finalmente “Pilar” para mí?
Nadie dio ninguna respuesta, pero el fuego, de alguna manera les habló: a la mayor de su obsesión por ser amada, a otro de su afán por demostrar que poseía un sexo entre la piernas, a otra de su frustración por no tener poderes mágicos para cambiar la realidad y a la pequeña, de su terca manía de sostener lo insostenible. En las brasas quedó un mensaje para todos ellos:
“Ahora mismo busca tu nombre verdadero dentro de ti, ese que no te somete a ningún contrato, a ninguna misión. Ese que no te obliga a devolver a la vida a ningún ancestro, ni a repetir la vida del progenitor narcisista que te lo impuso. Ese que armoniza con tu propia finalidad. Ese que no busca más que seas feliz, que te realices, siendo exactamente el que eres.”
Cuando volvió la luz, se encendieron algo más que las lámparas y las pantallas en esa casa rodeadas de montañas, empapadas por la lluvia invernal.